Es verdad aquello que dicen de que la música es alimento para el alma. En mi trabajo paso muchas horas sola, o bien en el taller, o bien en el coche conduciendo hacia el pueblo donde tengo que dar clase, y siempre escucho música. Y el problema es que enero ha sido un mes de sequía laboral y por tanto de sequía musical. Estaba mi espíritu algo revuelto y es ahora cuando comienzo, de nuevo, a viajar y, de nuevo, suena la música. Y de nuevo viajo, sí, como ya he dicho y, como no, a mi Barx querido.
Ya hace tres años que, cuando ya está llegando la primavera, me acerco a este pueblo a darles clases de cerámica. Son mujeres de La Safor, pero también hay inglesas que, a pesar de llevar más tiempo en España que en su propio país, no disparan una en español. Y fue a quí donde me solté con el valenciano y donde me entiendo con las demás en mi magnífico inglés (if, if, between, between!)
Las veo trabajar, muchas de ellas por primera vez, el barro y la verdad es que son una inspiración. Fue aquí donde surgió la idea de la serie Barx: vasijas construidas con las mismas técnicas que les enseño a ellas, técnicas tradicionales alternativas al torno, pero con gres y esmaltes de alta temperatura.
Y acaba la clase y arranco el coche: de vuelta a Bétera mientras comienza a anochecer. Y aún me da tiempo, a veces, de parar en el mirador "La Visteta". Y tengo todo el camino para alimentar mi espíritu, ¿qué más se puede pedir!
Y acaba la clase y arranco el coche: de vuelta a Bétera mientras comienza a anochecer. Y aún me da tiempo, a veces, de parar en el mirador "La Visteta". Y tengo todo el camino para alimentar mi espíritu, ¿qué más se puede pedir!
"La visteta" ¿es su nombre real?. La imagen sugiere la calma del final del día, la gente recogida y el descanso...no eterno.
ResponderEliminarEspero verlo, de verdad, alguna vez.