En esta entrada obligatoria acerca del movimiento 15-M que tanto nos ha removido estos días (a los que lo mirábamos con buenos ojos y a los que no) podría extenderme con reflexiones que están en boca de todo el mundo, pero tan sólo quería escribir hoy para decir que estoy muy, pero que muy orgullosa de la juventud de este país.
Unos días antes del día 15 conocí a través de una antigua alumna y actual amiga (y joven) este increíble movimiento y la verdad es que los observé con cierto recelo en un primer momento: mi concepto de la juventud no era demasiado positivo. Pero a medida que iban pasando los días me dieron una lección de organización y de civismo. No ha habido disturbios, la gente que se acercaba a la acampada comentaba que la plaza, aquí en Valencia, estaba limpia y en perfecto estado, la organización interna con tanta gente y tantos días por delante ha sido admirable.
Pero lo que más me ha llamado la atención de este movimiento es que ha surgido de los jóvenes, de esos jóvenes de los que tanto despotricábamos y que a partir de ahora, tal talante deberá cambiar. Y hoy ya estábamos comentando alrededor de la mesa que ha sido esta generación y no la nuestra la que lo ha hecho... da qué pensar ¿eh?
En fin, enhorabuena a todos los jóvenes que me (nos) han hecho ver, de nuevo, que los prejuicios deberían desaparecer...
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