jueves, 9 de julio de 2009

Reciclar


Resulta gratificante observar como tu ayuntamiento inculca a sus ciudadanos una educación mediambiental, instalando y señalizando un "ecoparc" en su municipio. Más gratificante cuando ves que educa a la gente en una higiene urbana: no sólo distribuye por todo el pueblo contenedores, sino que marca un horario de tirada de basuras con el fin de que los malos olores no molesten a los vecinos. Sí, son iniciativas que sigo, no porque me amenacen con una multa, sino porque estoy convencida de que son medidas imprescindibles para una convivencia.
El problema viene cuando te das cuenta de que los contenedores huelen aún estando vacíos, porque el ayuntamiento no los lava y los líquidos de las bolsas se escurren hasta crear un reguero maloliente por toda la calle. Cuando los contenedores de separación de residuos los colocan alejados unos de otros de manera que el cartón lo tienes que tirar en una parte del pueblo, el cristal tres calles más arriba y el plástico dos más abajo. Cuando llegas al contenedor del plástico y compruebas que está tan lleno que tus vecinos han tenido que apilar las bolsas a los lados lo cual ha creado otro foco de mal olor... Pero lo peor viene cuando decides ir al "ecoparc" y te encuentras con lo que vi y fotografié ayer en Bétera: llegué al punto verde de mi pueblo y la vigilante, muy diligente, tomó nota de mi DNI y mi domicilio (no sea que alguno de San Antonio o Náquera se cuele e intente reciclar donde no le toca), a continuación me preguntó qué llevaba, a lo cual contesté que cartón, plástico y un taladro que no funcionaba y me disponía a tirar. Y... bueno... me indicó en que contenedor debía tirar todo: "en ese que tiene dos colchones dentro" Pero allí qué tiraba ¿el plástico?, "no, tíralo todo, plástico, cartón y el taladro. Es que están llenos todos los contenedores y está todo mezclado" ¿Qué!, no sé para qué nos molestamos en venir "No, después se separa y se recicla" Eso es un acto de fé... y puse el coche en marcha y fui al contenedor.
Y no es la primera vez que ocurre esto en el "ecoparc" de Bétera, pero la situación de caos en la que se encontraba ayer era, francamente, denunciable. Aquí tenéis unas fotos que pude sacar a escondidas , aunque no reflejan, del todo, la realidad, que resultaba mucho más dura.













Y este es el magnífico ayuntamiento del PP que gobierna en Bétera, pero no pienso que estas situaciones tengan algún color...
Ahí tenemos el caso, mucho más grave, de Garoña: Greenpeace me ha enviado hoy una carta con la última decisión del gobierno central, Garoña permanecerá abierto durante 4 años más incumpliendo, así, su programa electoral. ¿Qué está ocurriendo? ¿Qué consiguen con esa demora? ¿No tomar una decisión que les comprometa? ¿Que el próximo gobierno, del PSOE o del PP, sea el que decida? Es totalmente incomprensible...

Así que mientras nuestros gobernantes siguen sin tomar decisiones acerca de nuestro futuro energético, sin invertir en recursos mediambientales, tenemos que aguantar que nos eduquen y nos acostumbren a separar y reciclar todos nuestros residuos. Y lo peor, es que seguiremos haciéndolo porque nuestro espíritu ecologista ya no nos permite tirar el cartón de la pizza junto a la lata de cerveza...

martes, 7 de julio de 2009


"... Y la gente que cree en Dios piensa que Dios ha puesto seres humanos en la Tierra porque piensa que los seres humanos son el mejor animal, pero los seres humanos sólo son un animal y evolucionarán hasta ser otro animal, y ese animal será más listo y meterá a los seres humanos en un zoo, como ponemos a los chimpancés y a los gorilas en el zoo. O los seres humanos cogerán todos una enfermedad y se extinguirán o producirán demasiada contaminación y se matarán a ellos mismos, y entonces sólo habrá insectos en el mundo y ellos serán el mejor animal."

Mark Haddon. El curioso incidente del perro a medianoche.

sábado, 4 de julio de 2009

Ruidos


Es más bien rara la vez en que quedo agradecida por un ruido que acabo de escuchar. Por lo general, tiendo a sentirlos como algo desgradable que hace incómoda mi vida. Pues bien, hoy quisiera referirme a ellos: los ruidos bonitos.

El choque de un tapón de cristal con su botella, también, de cristal. La pipeta de cristal introduciéndose en la botella para capturar su líquido. Y no me sirve el choque de dos cristales porque no es lo mismo, ni de lejos. Es un arrastre de un cristal sobre otro que, si se prolongara, llegaría a ser desagradable, pero tiene la gracia en que pronto se convierte en un tintineo que sin esa primera parte, sería, más bien, vulgar.

El coche cruzando las juntas de dilatación de un puente, en pleno invierno. Un ruido profundo, grave y lo más interesante, rítmico: ¡genial!

El mar... y una playa... y piedras... y arrastrándolas... hacia adentro... y empujándolas... hacia afuera...

El ruido, confuso, del viento en un bosque, que te hace estar alerta por si es un animal...

Los remos de una barca arrastrados sobre el agua...

En fin, propongo hacer una búsqueda de estos ruidos entre esta contaminación acústica a la que nos estamos habituando, en silencio...